george sand (francia, 1804-1876), noble y plebeya, arrastró desde la cuna la marca de la transgresión. nacida en aurore lucile dupin adoptó un nombre artístico masculino, hizo de los pantalones su atuendo cotidiano, se divorció de su marido arbitrario y aburrido e inauguró la costumbre de no sólo fumar estruendosos cigarros: paseó decenas de ignotos y famosos amantes por parís. su vida, de todos modos, encarna el drama de una sociedad, de una época, y de un género: la mujer. aportó como pocas mujeres a la gestación de la auténtica libertad individual que precomizaban los románticos y, como escritora, al emergente compromiso político. en george sand, escritora indomable, soledad vallejos la muestra como una precursora siempre desgarrándose interiormente por ser feliz.