Ni Gradiva ni Moisés ni Rain Man ni el ocurrente Lacan son los pacientes en este ejercicio reflexivo. Por el contrario, los textos que conforman este libro giran alrededor de quienes alguna vez los llevaron a los divanes: Sigmund Freud, Alejandro Radchik Hercenberg, Jean Allouch, Luis Tamayo… El autor de esta obra cuestiona, confronta y propone nuevas preguntas para las que el psicoanálisis aplicado no brinda respuestas. Con agudo humor y profundo conocimiento, rebate punto por punto aquello que ya Lacan había llamado una suerte de desviación bufonesca y que, sin embrago, ha ganado tantos adeptos de todas las corrientes psicoanalíticas, incluyendo a los seguidores del propio Lacan. Los ejes centrales del libro son el examen de la pertinencia del psicoanálisis aplicado y la distinción entre la práctica analítica y la teorización de esa práctica.