Guaitecas se propone como un libro de viajes: un libro de exploración y reconocimiento de lugares en los que acontece un cierto nomadismo a través de la historia; una historia de estropicios, casi siempre, en la medida en que es, justamente, la historia de diversas formas de colonialismo. Al igual que un astrónomo que observa galaxias lejanas, el sujeto lírico de Guaitecas observa lo que ya no existe, lo que la historia arrasó cual marea imparable. Así, lo que el observador viajero constata son los efectos de una fractura de origen que sucedió ya en el siglo XVI con la llegada de los conquistadores españoles, una especie de Big bang de los territorios, reconstituido mediante una operación imaginativa que permite, por contraste, hacer sentido sobre el devenir moderno en las islas, tiempos que, a ojos de Velázquez, han sido básicamente catastróficos. Los efectos están aquí, documentados, son reales, vienen cargados de origen, cargados de ausencia, destilan entropía. Sergio Mansilla Torres