Hoy sabemos casi todo sobre las estrellas... qué son, cómo nacen, viven y mueren, ya sea apagándose lentamente o en medio de espectaculares fuegos artificiales. Conocemos la naturaleza de esas luces, que nuestros antepasados miraron asombrados y confundieron con dioses. Sabemos también por qué brillan y cómo funcionan sus ardientes núcleos, en los que se forja la materia que más tarde completará el universo: las estrellas son parte de un ciclo natural. Historia de las estrellas precisamente cuenta la manera en que nosotros, los hombres y mujeres que habitamos un planeta perdido en la inmensidad, hemos llegado a saberlo. De qué manera, desde que el primer homínido levantó su vista al cielo, hasta el telescopio Hubble y los primeros pasos de la exploración espacial, pudimos entender -probando, tanteando, cayendo a veces en el disparate y otras veces con arranques de genio creador- la naturaleza de esas verdaderas máquinas cósmicas que mantienen en funcionamiento la multiplicidad de los mundos.