Argentina, a lo largo de su historia como país independiente, se ha caracterizado por ser receptor de poblaciones de origen europeo y de las repúblicas limítrofes. Sin embargo, desde mediados del siglo XX, simultáneamente a este fenómeno comenzó a producirse otro de signo inverso: por diversas causas los argentinos comenzar on a emigrar, aumentando el flujo a partir de la crisis institucional y socioeconómica