De modo casi unánime (señala el poeta y traductor José Luís Rivas en el prólogo que abre esta edición); la Ilíada es considerada una de las dos obras cumbre de la literatura europea (la otra es la Odisea). Fuente inagotable de vida desde su aparición; la epopeya de Héctor y Aquiles puede aspirar con pleno derecho al título de piedra angular de nuestra civilización. Su enorme influencia; de inicio determinante para la literatura griega; no ha dejado de fecundar el desarrollo del pensamiento y las creaciones artísticas de la civilización helénica; así como de robustecer a la vez las sólidas columnas de la gran cultura europea~.Síntesis del mundo mítico de la antigua Grecia; la Ilíada; cuya antigüedad se remonta al siglo VIII antes de nuestra era y narra las vicisitudes ocurridas a troyanos y aqueos en el último año de la guerra de Troya; encierra relatos realistas y fantásticos; fabulosos; graves; trágicos; y contiene un tesoro de pensamientos; formas lingüísticas; conjeturas cosmológicas y preceptos morales. Como casi toda gran literatura; concentra (o parece concentrar) el universo entero; la épica humana en sus múltiples posibilidades y situaciones; pero también el resplandor antojadizo y omnipresente de lo divino.De la biografía de quien compuso el poema ignoramos todo y casi todo de la manera como los cantos llegaron hasta nosotros. Algunos eruditos sostienen que es improbable que la Ilíada y la Odisea sean obra de un mismo autor: que Homero es una suma; un conjunto o una colectividad de poetas. Otros; sin embargo; aventuran la hipótesis de que ambas epopeyas podrían provenir de una misma pluma; en la isla de Quíos; al este de Grecia. Una cosa es segura: del lugar oscuro en que un hombre llamado Homero urdió o compaginó estas historias inmortales; una luz irradiará; hasta que las culturas existan; a la humanidad entera.