La introducción del libro recuerda e intenta superar las dos tesis contrapuestas que se han venido proponiendo sobre la poesía amorosa de Quevedo, la que ve en ella la expresión de una subjetividad desgarrada, y la que la explica como reescritura artificiosa de una compleja tradición literaria. Por otra parte, plantea unos cuantos principios de método aplicables a la lectura de los textos barrocos en general