Lorna Kepler era una joven guapa y solitaria a quien le gustaba coquetear con el peligro. Cuando encuentran su cadáver, está tan descompuesto que no es posible determinar si ha fallecido de muerte natural o no, y se archiva el caso. Sin embargo, Janice Kepler está convencida de que su hija ha sido víctima de un crimen cuyo autor anda suelto.