Abandonada desde hace muchos años, la Casa del pánico se había convertido en el refugio de la Pandilla, hasta que un día, un viejo matrimonio de alemanes compra la vivienda y se instala allí. Pero había algo raro en los nuevos inquilinos, algo que hizo a Pili, a Paloma, a Francisco, y a todos los demás miembros del grupo iniciar la vigilancia y espiar todos sus movimientos.