En un huerto podemos cultivar el amor de los niños por el aprendizaje, su aprecio por la alimentación saludable, y su conexión con el mundo natural. Con visión, entrega, y una buena dosis de trabajo duro, educadores y familias en todas partes del mundo están quitando cemento, plantando semillas, y cultivando huertos escolares porque creen que los niños necesitan aprender haciendo las cosas en un contexto que les importa. Necesitan saber que la comida saludable puede ser deliciosa; y necesitan saber, en lo profundo de su ser, que son parte de una enorme y bella red de vida.Por lo tanto, en patios escolares y espacios comunitarios en todo el país, ha nacido un movimiento. Como consecuencia, han surgido nuevas preguntas. La más importante de ellas es: cómo hacer el mejor uso de estos huertos para conseguir nuestras metas y brindarles las mejores experiencias posibles a todos los niños? En La enseñanza en el aula de la naturaleza: principios fundamentales del aprendizaje en los huertos educativos, Nathan Kennard Larson comparte una filosofía de cómo enseñar con un huerto. Apoyándose en sus años de experiencia y respaldado por la investigación, Nathan ha delineado quince principios rectores para los que enseñan con huertos. Estos principios y mejores prácticas se ilustran mediante historias interesantes del campo. El libro contiene ilustraciones atractivas de la muralista Becky Hiller y conexiones a trabajos de investigación proporcionadas por Alex Wells y Sam Dennis de Environmental Design Lab en la Universidad de Wisconsin.