El reduccionismo científico, descrito como un método para comprender el todo examinando las partes, le ha sido extremadamente útil a la ciencia y a la tecnología, desde inicios del siglo XIX. Para uno de sus defensores más influyentes, T.H. Huxley, los hechos biológicos y mentales pueden reducirse a hechos físicos y éstos a propiedades de materia-energía; lo que es interpretado por los no científicos como una filosofía que reduce todo, incluyendo la creencia en la humanidad. Así el reduccionismo ha sido también un instrumento para promover la idea de que hay un abismo entre la ciencia y el resto de la cultura. Durante este siglo, fuertes corrientes de opinión han insistido en una visión más dinámica de la naturaleza, constituida por eventos y sus relaciones más que por sustancias o partículas separadas. En 1922, en Jesus College, Cambridge, un grupo de importantes científicos se reunió en un simposio para discutir la continua primacía del reduccionismo como clave para comprender la naturaleza en los albores del siglo XXI. Físicos, matemáticos, químicos y biólogos intercambiaron una cantidad de “visiones científicas” radicalmente conflictivas. Los ensayos y documentos que forman este libro son el resultado de aquel simposio. Algunos fueron escritos especialmente para el encuentro, otros reescritos a la luz de las discusiones que allí tuvieron lugar; resultando en conjunto un valioso material para quienes están interesados en el pensamiento del siglo XX, y en particular en las relaciones entre la ciencia, matemática y filosofía, y las humanidades en general. la imaginación de la naturaleza fue publicado originalmente en inglés por Oxford University Press. La traducción y el cuidado de la presente edición han estado a cargo de Jorge Estrella.