Las imágenes poéticas de La pipa de kif (1919), que relacionan cosas y seres entre las cosas, configuran de forma descriptiva la novedad estética del verso valle-inclanesco. Una novedad de visión, una nueva sentimentalidad en torno a los prestigios que adquieren para la modernidad los paraísos artificiales. Novedad también en esas correspondencias verbales entre el color y el sonido, entre el gusto y el gesto, de las que hablaba Valle en 1902: "Esta analogía y equivalencia de las sensaciones es lo que constituye el modernismo en literatura. Su origen debe buscarse en el desenvolvimiento progresivo de los sentidos, que tienden a multiplicar sus diferentes percepciones y corresponderlas entre si formando un solo sentido". Valle, sea por afinidad o a propósito, se aplica en su libro a este mundo analógico y juega a hacer que distintas sensaciones resulten equivalentes.