Esta obra ofrece un panorama de la reforma constitucional sobre derechos humanos iniciada en 2009 -aunque tiene antecedentes, por supuesto, en diversos trabajos de preparación legislativa, que no prosperaron- y consumada en 2011. La meritoria reforma constitucional, que transitó, caminos difíciles, ha sido el fruto de un intenso trabajo parlamentario. Hubo ",ires y venires", entre Cámaras del Congreso de la Unión, que aportaron modificaciones y progresos -no siempre, sin embargo- y finalmente cumplieron el propósito de sistematizar en la Ley Suprema de la Noción el tema radical, principal, decisivo de una Constitución: los derechos del ser humano. Todo lo demás se halla al servicio de esos derechos, en el marco de una sociedad democrática. Es verdad que han ganado terreno las ideas favorables a la causa del ser humano, guarecida en el Estado democrático de Derecho, pero también lo es que en la sombra acechan, siempre dispuestas a dar un golpe de mano, las tentaciones autoritarias, que pudieran avanzar en tiempos de crisis, bajo el argumento de preservar la paz social y la seguridad de los ciudadanos. Son muchos los pretextos para desandar la historia, pero no son pocas ni débiles las razones para avanzar en ella. La reforma de 2009-2011 representa un paso adelante. Es preciso que también la realidad transite -con paso firme y decisivo, sin dudas, desvíos ni retrocesos- hacia un mejor porvenir para todos. El camino, gobernado por el Derecho, conduce al imperio y ejercicio de los derechos. En el Addendum de esta obra se hace referencia, seguida de un comentario de los autores, a las decisiones adoptadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación entre el 4 y el 14 de julio de 2011, acerca de la aplicación de tratados y el cumplimiento de sentencias internacionales en México.