Los paisajes de los llanos, las pampas y la omnipresente selva condicionan la existencia y los caracteres de los seres que aman, sufren y mal viven en un medio difícil y hostil. Publicada en 1924, su personaje central, Arturo Cova, que narra la historia en primera persona, alcanzó tal notoriedad que, a menudo, se le identificaba con el autor. José Eustasio Rivera falleció en Nueva York con apenas cuarenta años, cuando empezaba a disfrutar del reconocimiento internacional de su gran novela. Su muerte siempre estuvo rodeada de incógnitas, pero un poeta mexicano de su generación, decía, y tal vez con razón poética, desde luego, que su muerte se debía a una venganza de la selva y fue una flecha envenenada la que atravesó todo el continente y «vino a herirlo a Nueva York». Como todas las obras maestras, La Vorágine conserva hoy, al igual que cuando fue escrita, toda la fuerza, el interés y la misteriosa seducción de hombres y naturaleza trenzando un destino común e incierto.