Muchos de los habitantes de Buenos Aires en algún momento de sus vidas han realizado algún negocio inmobiliario, pero no todos conocen como transcurre la vida cotidiana en esos locales diseminados en toda la ciudad y menos aún como ha sido el proceso de formación de los titulares de las firmas. En este trabajo el autor narra el periplo que llevó al joven oficinista que fue a convertirse en un agente de bienes raíces depositario de la confianza de numerosos clientes, algunos de los cuales son co-protagonistas de esta historia. Nos informa sobre su capacitación práctica como agente inmobiliario, cimentada durante los años previos a la creación del Colegio Único de Corredores de la ciudad (CUCICBA); lo hace de manera ágil e interesante, intercalando anécdotas y reflexiones y matizando aspectos técnicos y comerciales con reflexiones filosóficas y citas literarias. Aris, una pequeña inmobiliaria ubicada en el centro neurálgico del barrio de Villa Crespo, junto al tradicional Café - Bar San Bernardo, constituyó para Adrián Risman el punto de llegada de una empresa que nació en el también emblemático edificio de “El Conventillo de las Artes”, frente al Palacio de Tribunales. El recorrido de su fundador, con sus logros y desventuras, aparece recreado en estas páginas, íntimamente vinculado al de su propia vida. También comparte con los lectores diversas e instructivas experiencias referidas a la refacción y construcción de inmuebles. Estamos en presencia de un relato ameno, no apartado de la realidad político-social de cada uno de sus momentos, pero sobre todo sorprendente por el profundo contenido humano que se vislumbra en la práctica de una profesión teñida por afectos y emociones.