Si ya los dos primeros libros de cuentos de Pedro Pablo Angulo habían sido una grata revelación, este confirma su madurez y talento. Se trata de un conjunto orgánico de relatos que cifran la historia de una vida. Son, en efecto, las estaciones que transita un mismo protagonista, acaso trasunto de su propio autor, y que cierran, como señala el título, un círculo. Es, también, un testimonio de parte y un retrato de Mala e Ica, que van creciendo y cambiando conforme lo hace el protagonista. Las descripciones y fotos que siguen a los cuentos son una prueba de que las vidas de los hombres se impregnan del color, los sonidos y los vaivenes de los escenarios en que ellas transcurren. A mí estas historias me han acompañado por varios días y sus ecos aún resuenan en mí; me han conmmovido y asombrado y también me han hecho pensar en mi propio camino de vida y en las paradójicas formas que este ha ido tomando. Un libro así no se encuentra todos los días, por lo que su aparición es de celebrar y agradecer.