Sus historias nos llegan familiares, cercanas, francas, con esa sensibilidad y perspicacia necesarias para escribir sobre los afectos, las relaciones personales, el roce diario, las vidas truncadas de los que se van y los que se quedan. De cicatrices y sueños también va este libro. Quizá algunos entiendan que el cuento termina con su punto y final; no resulta sencillo proponer al lector una historia de ayer o de hoy y plasmar esa sensación de continuidad, ya que la vida pasa por encima de los personajes y sus peripecias. Y así nos lo hace ver el autor. Ficciones y vivencias cotidianas, nostalgia y realidad a ambos lados de esa frontera que es la puerta de casa, allí donde el niño o el adulto deben construir sus propios códigos, quizá donde la inocencia encuentra su espacio. "Los relatos ofrecen una suerte de crónica valiente de las derrotas más íntimas, esas que convierten una bicicleta reparada por el abuelo, de quinta mano quizás, en el más preciado de los tesoros, aunque sólo sea por recuperar durante un instante aquel tiempo en el que todo fue posible. También la esperanza" (Elena Costa, El Cultural 1/6/18) "El volumen aglutina dieciséis relatos que presentan como denominador común la concepción de la vida como un largo viaje repleto de azares y reincidencias y en el que la anécdota más banal puede constituir una forja para el aprendizaje. Hilvana Pepo Paz su prosa exacta —lírica cuando el texto lo demanda, afilada si es menester tirar de la precisión léxica y la metáfora de hielo— con la persecución de personajes sumidos en una búsqueda perpetua de sí mismos, y en esa mezcolanza se entrecruzan historias que rondan los vericuetos de la iniciación y otras que se asoman a los abismos del desencanto. Tiene el autor una sorprendente facilidad para poner en pie tramas solventes, por lo que se cuenta en ellas y por todo lo que connotan, y es a su vez esto último lo que provoca que el lector se sienta extraña y confortablemente interpelado" (Miguel Barrero. El Cuaderno 1/6/18)