Huir, soñar, viajar en búsqueda de aventuras, vencer el tedio a cualquier precio, la soledad, la (auto) destrucción, la pareja, el sexo, reirse de la vida y de uno mismo. Ser homosexual no sería muy distinto de ser heterosexual si no fuera por una sola excepción: Siendo gay, todo se vive desde el margen. Se lidia con la soledad desde el margen. Se busca el sexo desde la periferia. Te buscas una identidad fuera del mundo construido por la mayoría, y del cual; aunque quieras, no puedes escapar. Te rebelas desde las márgenes ante las dos cosas que no podrás cambiar: tu preferencia y el mundo que te rodea. De este lado del puente, si bien podría parecer lo contrario, no existe el maquillaje. No se puede ser políticamente correcto en un mundo que ha quedado fuera de la política. Las Suculentas está escrito desde ese sitio donde el sexo muchas veces duele, otras ensucia y en ocasiones hasta apesta. No obstante, no puedes dejar de buscarlo, no deja de llevarte al cielo y no deja de convertirse en un sentimiento que te empuja a continuar y a reivindicarte todos los días. Las Suculentas no son siempre las plantas más convencionales. Espinan, pero una vez que las conoces, no puedes dejar de mirarlas.