Los países sudamericanos enfrentan el dilema que se plantea entre las exigencias y restricciones surgidas de las formas actuales de operación de la economía globalizada, a más de la pérdida de peso relativo de la región en la economía y en la política mundiales. Las formas de inserción subordinada, en esos dos niveles, características de la historia de estos países y los pobres resultados obtenidos con las reformas neoliberales de las dos décadas pasadas, evidencian la necesidad geopolítica y estratégica de la integración regional, única posibilidad de tener una presencia relevante en el escenario global. Empero, los contenidos, alcances y la importancia que los países asignan a la integración varían según cómo se la valora, la visión respecto de sus objetivos y ambiciones, que definen la prioridad que le otorgan dentro de sus políticas económicas y de relaciones exteriores. Es preciso superar el "déficit democrático" de la integración regional en América Latina que expresa la limitada participación de los ciudadanos y la concentración de los procesos en los temas económicos y sobre todo comerciales, percibidos como exclusivos de las élites empresariales y las instancias burocráticas del aparato estatal. La consideración de las visiones y percepciones de los jóvenes, así como su activa participación democrática en los procesos tanto nacionales como de integración tienen una importancia crucial.