Tanto en las actuales circunstancias de los sistemas energéticos como en el futuro, el gas natural tiene una importancia decisiva, en países productores y en aquellos países que no tienen gas o que necesitan mayor diversificación gasista. En el caso de Latinoamérica parece conveniente que los países saquen toda el rendimiento a sus reservas de gas natural. La política energética descansa sobre tres pilares: seguridad del suministro, eficiencia económica y sustentabilidad. Y el gas natural satisface, en mayor o menor grado, esas tres exigencias.