Estamos ante otra gran obra de caracter espirita. Los Peñascos son de arena nos remonta al antiguo Egipto, al reinado del faraon Akhenaton, cuyo paso trajo la semilla del monoteismo a la historia de ese valiente pueblo, en una epoca en la que emergian las deidades, incluso representadas por animales. En el impresionante escenario del Egipto del siglo XIV a.C., el lector se integrara en los conflictos intimos del Principe Nekhefre, sentira el drama de las elecciones que surgen en los caminos humanos, se inspirara en el gran ejemplo del sacerdote Hatsekenka y vera la bondad de Dios y la proteccion de amigos invisibles dirigidos por el espiritu de Khufu.