Los personajes de este libro son inquietantes pero certeras radiografías de mujeres y hombres que se obsesionan con algo (un bus, una huaca, un cuaderno, las auras, un animal) y se entregan a aquella idea fija sin concesiones. La realidad en apariencia cotidiana o normal que los alberga se transforma, entonces, en un inventario de sueños vividos con los ojos abiertos, una fábula de moraleja explosiva o un descenso en espiral hacia un pozo oscuro, en cuyas aguas encontramos nada menos que un espejo. Y tan obsesivos como los protagonistas de estas historias son muchas veces quienes las cuentan, personajes secundarios o narradores-testigos. En ese camino, la escritura —y su reverso, la lectura— constituye el punto más álgido, el pliegue más complejo de su relato, porque allí están contenidos todos los mundos o pesadillas posibles. Con "Los perseguidores", Pablo Ignacio Chacón ha construido un libro de cuentos sólido, original y fascinante, de esos que dejan un sedimento profundo de emociones y nos devuelven a la llaneza o a la previsibilidad de los días con ojos nuevos. Marco García Falcón