Las calles y plazas de nuestras ciudades son lugares de encuentro y de diálogo. Es allí donde están llamados los propagandistas a llevar a cabo su ideal, porque la finalidad de la Asociación Católica de Propagandistas no es mera teoría, sino fundamentalmente práctica. Pero resulta que muchos de esos lugares portan el nombre de propagandistas que nos antecedieron y que precisamente por perseguir ese ideal por el bien común y la santificación de España, fueron así reconocidos. Mª Carmen Escribano ha recopilado en esta obra muchos de estos casos, añadiendo una breve nota biográfica sobre cada una de estas personas, que se nos muestran como modelos y también (pues muchos de ellos son beatos y siervos de Dios) como excelentes intercesores de nuestras intenciones.