El sol ardiente, el filo de la tarde, las calles blanquecinas y desiertas, el tiempo inmovil, las situaciones tercas en su desesperacion absurda, es la atmosfera de los cuentos de Gardea. Se ubican en un pueblo indefinido, en donde existe un patron feudal o, cuando no, un alcalde. Un fuerte. La presencia del oprimido se ve meticulosamente diferenciada de la masa o grupo, pero preserva la aureola de un destino mas global que su propia historia individual.