La novela de Nona Fernández pareciera querer decirnos que la muerte es engañosa, que las verdades oficiales también lo son, que estamos construidos por un sinfín de versiones y que es posible atreverse a rezarle al poto de la virgen, que la mierda con que la Rucia nació marcada no es más que parte de una economía, la del derroche y la de las transformaciones, y que entre medio de esa mierda hay muchísima ternura y humor. Esta es la clave que hace que este libro no sea uno más.
"Me gustó mucho el libro. No creo que sea adecuado para todo el público, empezando con que es una literatura para adultos. Es muy interesante y emocionante"