Al final comenzamos a entender que todo depende de cómo enfrentamos el desafío. Lo que ha sucedido –y sigue sucediendo- nos conduce por una carretera y no por una calle sin salida. En la carretera se avanza, se comienza desde un punto para llegar a otro, en este caso aprendiendo en el camino a conducir entre obstáculos y riesgos. Una calle sin salida termina de golpe y sin remedio. En mi caso, postulo que “PARA HACER MARKETING FELIZ, PRIMERO HAY QUE ESTARLO”. Afirmación que desborda lógica, pero que en el fragor del día a día, olvidamos. Parece evidente que una comunicación y una campaña de marketing que apunte a ser realizada desde la vereda positiva del Marketing Feliz tiene que ser realizada por personas que anímicamente lo estén. Si no, sería experimentar en carne propia la clásica tragedia del payaso que llora internamente mientras hace reír a los demás; y aunque el humor es sólo una parte de los recursos disponibles en esta manera de comunicar, será fundamental tener una actitud positiva al momento de abordar nuestra campaña.