DIGAR Y ciudad fueron el azar que permitió unir la realidad urbana en un testimonio indisoluble. Diego García se convirtió en "Digar" gracias a la ciudad que vivió y vio desde sus lentes, y de la misma forma, una Medellín que ya no existe permite ser leída desde la fotografía de don Diego. Por eso, la práctica y la obra es el hilván que une dos historias: la de la vida y la de la urbe.