Cuando murió, Agustín, un amigo de su infancia y juventud en Bahía Blanca, nos vino a visitar. Nos mostró unas fotos en las que aparecían ellos dos, o mi papá con otros amigos, a los 22 o 23 años. Era la edad que tenía yo cuando él murió. Veía esas fotos y me buscaba a mí mismo. Me hubiera gustado conocerlo a esa edad. Agustín nos contó cómo había sido su vida cotidiana de jóvenes de provincia, y yo buscaba en su memoria y en sus fotos el punctum que me explicara mi propia juventud, que por supu