Herman Melville, autor de la novela y gran conocedor del mar, detalla de forma magnífica la vida de los marinos y los pormenores de la caza de ballenas durante la travesía del Pequod en busca de Moby Dick. La persecución tuvo sus frutos y la tripulación avista al temido animal, cuyo lomo está cubierto de los arpones clavados y retorcidos, recuerdos de otras contiendas de las que salió victorioso. Sin embargo, en esta ocasión Moby Dick se enfrenta a la peor de las batallas, la que está impulsada por el odio más absoluto y el deseo ciego de venganza, y en el intento brutal de aplacar este rencor pierden la vida casi todos sus contrincantes. Todos excepto uno, que salvó la vida para contárnoslo; se trata del narrador que se presenta ante nosotros modestamente con un par de palabras: "Llamadme Ismael".