Una de las características fundamentales de los pueblos amerindios es la profunda asociación afectiva y cognoscitiva con el territorio que ellos habitan. Más que un espacio natural que proporciona recursos; dicho territorio se compone de las huellas de los antepasados humanos y míticos; así como de los seres intangibles o no-humanos que son parte de una relación cósmica. Junto con esta relación afectiva y cognoscitiva; los pueblos indígenas tienen una relación concreta con los componentes de su territorio: la tierra; las aguas; los animales; las plantas y los otros seres humanos. Todos los entes que lo habitan están en constante diálogo entre sí; poseen vínculos de reciprocidad y complementariedad que expresan una intersubjetividad continua a lo largo del tiempo. En este libro se presentan y analizan diferentes modos de relaciones que caracterizan la vida social y las ontologías de diversos pueblos amerindios; tanto de tierras altas como bajas; de Argentina; Brasil; Chile; Paraguay; Perú y Venezuela.