En el siglo XIX, en Latinoamérica, la ópera surge como un reflejo del despertar de identidad nacional, influenciada por la corriente europea. Se convierte en un medio para expresar los ideales de independencia y subalternidad, destacando de manera notable el uso de los indígenas como héroes operáticos y protagonistas, así como la temática indígena como base fundamental en muchas de estas obras. La ópera latinoamericana va más allá de un simple entretenimiento musical, fusionando tradiciones europeas con la realidad del Nuevo Mundo.