El tema del placer ha sido conflictivo siempre en los tratados de ética: ¿hay que huir de los placeres o hay que buscarlos para la felicidad? También en la ética cristiana el placer ha sido objeto de controversia. La postura general ha sido de precaución y miedo, y a veces de negación total. La problemática mayor ha sido siempre sobre el placer sexual dentro del matrimonio. ¿Hay que justificarlo con los «bienes del matrimonio»? ¿Se puede permitir para el crecimiento del amor conyugal? Los matrim