A lo largo de la historia, el capitalismo ha mostrado una enorme capacidad para intentar asimilar los movimientos sociales y domesticarlos, transformarlos en nuevos «nichos» para el consumo. Las propuestas para dar forma a un feminismo «transversal» y liberal apuntan en ese sentido. Por eso es importante visibilizar las políticas del «capitalismo rosa» y los usos que quieren hacer del feminismo. Pero otra tendencia también se vislumbra en el movimiento que está en pleno desarrollo. Las diferentes olas del movimiento de mujeres han estado ligadas en la historia a la emergencia de una lucha de clases más general. Las mujeres trabajadoras y campesinas han estado a la vanguardia de grandes revoluciones y luchas sociales. Recuperar ese hilo rojo y morado de la historia es necesario para ver que hoy no empezamos desde cero.