Llegar a conocer en profundidad un lugar significa no solo asombrarse con sus paisajes, sino, también, apreciar los legados culturales que permanecen. En Chile, las manifestaciones que sintetizan su esencia son tan variadas como la geografía que les sirven de escenario: desde la auestera y centenaria arquitectura religiosa del norte hasta los mágicos ritos que reeditan prácticas ancestrales en las remotas islas del sur. Y cada fiesta religiosa, pieza de cerámica y templo van dando cuerpo en igual medida al repertorio patrimonial, que hace a un país único e irrepetible.