Un gaturbano sobreviviente a las inclemencias humanas mira un plato vacío y piensa: es posible el miedo ante una colcha caída? Reconociendo ese hábitat-ciudad como artificio, gaturbanos encallados sacan ruedas, alas, voces de contratenor y cantan: es posible un peinado huyendo de la cabeza huésped? De fondo, la pelucata maúlla el estribillo: Dieciocho poemas gaturbanos ilustrados digitalmente. Es posible? Es posible?