Esta antología incluye clásicos como La bolsa de huesos, de Eduardo Holmberg, uno de los primeros cuentos policiales argentinos; Julieta y el mago, de Manuel Peyrou, elegido por Borges y Bioy Casares para su antología de los mejores cuentos policiales; Las señales, de Adolfo Luis Pérez Zelaschi, primer premio de la revista Vea y Lea en los años sesenta; El regreso de don Frutos, de Velmiro Ayala Gauna, típico comisario de un pueblito de campaña correntino, que resuelve los casos con sentido común y coraje; y Los números primos, de Pablo De Santis, creador de espías desocupados, detectives de cosas perdidas y enigmas sin resolver.