En esta segunda parte de 'Cínicos e incautos vividores' el autor sigue explorando el difícil y complejo mundo de nuestro protagonista a lo largo de los últimos 25 años. La búsqueda del amor, el sexo cada vez más explícito y la enfermedad irán tejiendo la urdimbre de una historia en la que vuelven a aparecer, ahora más nítidamente, personajes inconfundibles del mundo gay barcelonés que nos llegan a través de un nuevo elemento, fundamental en la vida de Javier, el padre reencontrado. Para él es un punto de inflexión en la vida 'conocer a mi padre casi a los veinticuatro años representaba la más importante que me había sucedido nunca'. Él le sirve de guía por una Barcelona que despierta y se prepara para unos juegos olímpicos. Nuevos personajes, como Toni, el compañero de su padre, que marca su vida de forma tormentosa y con quien mantiene una relación en que la que el sexo, el amor, el odio y la fatalidad van unidos. Y, al igual que en la primera parte de esta obra, la historia personal del protagonista se mezcla indisolublemente con las brillantes pinceladas de una época. También reaparece en su vida Luis, aquel amigo de juventud convertido en conocido actor y con quien recupera una página mal escrita de tiempos pasados.