Ajeno a las modas imperantes -el Canto Nuevo y el New wave- y lejos de los estilos sectarios que polarizaban la música local -el punk y el metal- De Kiruza proponía un cambio en la música de protesta ochentera. En ese contexto era un laboratorio creativo sonoro, una cazuela musical. En este libro de Daniel Rozas se recorre la historia de la banda contemporánea de Mauricio Redolés y Los Prisioneros, por nombrar artistas que también incorporaban humor, crítica social y sonidos eclécticos. De Kiruza, liderada por Pedro Foncea, interpretó música mestiza, gozadora, que no respetaba géneros, consiguiendo conectar con un público harto del tono gris y la represión cultural.