Somos vida. Vivimos y sin poder explicarlo lo sabemos. Eso, lo que somos, está más allá de la vida y la muerte. Somos realidad. No estamos separados del mundo: somos el mundo. Las palabras no son la cosa, no pretendamos sustituir Lo-Que-Es por las palabras. Somos polvo sideral o nada, pero somos, ¿no es además poético? Vivenciemos el enigma que somos en la cotidiana existencia. Si estamos condicionados, ¿existe el libre albedrío? Estamos determinados para creer que tenemos libre albedrío. El yo no es un ente separado del cuerpo. Contra toda evidencia, creemos ser libres y estar separados de la naturaleza. El libre albedrío es enigma, aunque el ego se resista a reconocerlo. Tenemos una mayor autonomía que el resto de los animales, aunque ser libre es una creencia cada vez más cuestionada. Decidir es un misterio extraordinario y maravilloso, que nos hace pensar que somos seres libres. Genes y circunstancias nos determinan. Ahora, al percatarse la mente de no ser libre, es cuando más libre es.