El Génesis y el Apocalipsis han sido siempre como el sol en el que ningún exegeta ha podido sostener la mirada... ¿Por qué? Porque el Génesis es la Iniciación descendente, y el Apocalipsis la ascendente e interna de todas las religiones antiguas y modernas. Así como el Génesis semeja una epopeya plena de alegorías, leyendas, mitos y simbolismos, de igual modo el Apocalipsis, como una fábula, está representado por animales: bestias, corderos, serpientes y dragones... La Teología, confrontada con el Apocalipsis, admitió finalmente que es un libro indescifrable y lo consideró como una profecía o una historia del futuro. El Génesis es el camino descendente desde el mundo del Espíritu; mientras que el Apocalipsis es el único ascendente por medio de la iniciación interna hacia el mundo Divino, al que no pueden llegar la Bestia (la mente inferior), ni el dragón rojo (el deseo del intelecto), ni el falso profeta (el conocimiento sensual), sino únicamente el Cordero, el Conquistador de sí mismo, a través de la Mente Superior y la Iniciación. ¿Y qué es la Iniciación? Es la Gnosis velada, en la Revelación de San Juan, y a la que el Dr. Jorge Adoum procura interpretar en su esplendorosa simbología.