Funcionarios de la última República española que esperaban ser rescatados por barcos de potencias europeas en el puerto de Alicante acabaron en la cárcel de Saturrarán (Mutriku, Guipuzcoa); mi madre y su hermana entre ellos. Sus carceleros fueron monjas de la Merced. Las sobrevivientes fueron alimentadas por vascos de Mutriku y Ondarroa.Todos ellos inspiraron estos relatos. En la actualidad, sin Caridad Díaz-Faes, Esther Ortego y Javier Alonso no hubiera sido posible esta recopilación.