En 1897, luego de una larga enfermedad, una pequeña escritora moría dejando como huellas de sí misma un conjunto de papeles, retazos de versos escritos durante su último año de vida. En un gesto de rescate ante el peligro del olvido, el padre de la niña decidió editar las rimas, convencido de inmortalizar con ese libro, prolijo hasta el último detalle tipográfico y de encuadernación, el recuerdo de la hija perdida.Después de más de un siglo, esos vestigios emergen para enfrentarnos a la singular
"excelente libro, y llego mas rápido de lo establecido "