Los pasos durante la sincronía en el Camino de Compostela irán marcando un sendero iniciático que abre la puerta hacia la jornada de un viaje de crecimiento interior, para descubrirse uno mismo y avanzar en la vereda de la vida. Si percibes las coincidencias como posibilidades para aprendizajes del alma, todo en el trayecto será una señal y si eres buscador entonces la meta más lejana y cerca a la vez será tu propio corazón. Compartiré la aventura de transformarme en peregrina y haré la invitación para convertirse en peregrino a quien lo anhele, mientras se recorre cada párrafo. Las palabras serán simbólicamente las flechas amarillas, como las pintadas sobre rocas, árboles, paredes y letreros que indican hacia donde seguir el Camino, señales que guiarán para dejar volar la imaginación y abrirán la posibilidad de que las plantas de los pies se apoyen sobre una de las veredas ancestrales de la Madre Tierra. El Camino de Santiago de Compostela es un vórtice cultural de un segmento de la historia localizado en el territorio europeo, cuya existencia se origina desde tiempo inmemorial. Las huellas del Camino muestran que a pesar de las fronteras y de las diferencias ha existido un eje conductor de fraternidad, el cual ha brindado la oportunidad de enriquecer la diversidad en la unidad y permitir tanto antaño como en la actualidad compartir el laberinto existencial. Compostela fue la meta de una de las peregrinaciones más importantes de la Edad Media y sorpresivamente ha recuperado vertiginosamente su vitalidad, lo cual se debe a la imperiosa necesidad del contacto con las tradiciones ancestrales y la naturaleza.