Este libro se enfoca en el papel político interpretado por el municipio quiteño entre 1813 y 1830 donde resulta interesante analizar cómo Quito decide alinearse con Colombia y marcar así una distancia frente al Perú. En este lapso, el territorio conocido como provincia de Quito experimentó las novedades políticas introducidas por la Constitución de Cádiz, encaró la cruenta guerra civil entre los ejércitos monárquicos y las tropas bolivarianas, se incorporó a la República de Colombia y, más tarde, optó por la secesión para formar, junto con las provincias de Guayaquil y Azuay, el Estado del Ecuador. Esta consideración permite reinterpretar el comportamiento de los municipios como titulares de la soberanía de sus pueblos y territorios y como agentes de negociación en el surgimiento de las repúblicas en el norte de los Andes.