A veces me ha hecho reír, otras llorar de múltiples formas, pensar,arrastrarme a ras de suelo, volar..., pero jamás me ha dejadoindiferente. Y es que Ana María Cuervo de los Santos es una meticulosaobservadora y diseccionadora de la realidad con el divino poder detransformarla en un sueño digerible, con ella la utopía siempre pareceestar más cerca y eso es tan inquietante como alentador. En lapresente obra, El sol no va en bicicleta, nos muestra una visiónpoliédrica, pasional y crítica de la vida, haciéndonos viajar a travésde veinticuatro ventanas abiertas a su interior más profundo eíntimo. Poemograma a poemograma nos hace reflexionar sobre nuestraceguera frente al entorno y a nosotros mismos, la vulnerabilidadhumana, la brevedad del tiempo en que vivimosà (Julio Santiago)