En la época de la interconexión, en donde pareciera que todo está al alcance de la mano, asistimos a una marcada atomización social, cada vez hay más personas solas. Paradójicamente, el deseo de encontrarse con el otro permanece intacto.El miedo a la pérdida y a la desilusión lleva a muchas personas a vincularse en el ámbito virtual de las redes, creando un estilo "ideal", un "como si" que no resiste la confrontación con la auténtica forma de relacionarnos con los demás: cara a cara y en contacto. Así, muchas veces se sustituyen caricias, gestos, abrazos, por y .Mi deseo es que este libro posibilite algunas preguntas que ayuden al lector a ir perdiendo el temor al tan ansiado encuentro, con uno mismo y con el otro.