Pasado el maleficio, la Princesa despertó y se encontró con un pasaje desolado, el Príncipe había marchado, nada quedaba de aquel cuento de color de rosa, la cubrió el manto del fracaso y del dolor, abatida y derrotada, se sentó a llorar por las ausencias. Después de un llanto amargo sufrió catarsis, en sus alas encontró la luz de la esperanza, esa que le gritaba ¡aférrate a la vida! y a través de su poesía logró el desahogo, la liberación y el amor, todas sus lágrimas se convirtieron en poema. Hoy soy un Corazón Alado que se rescató a sí misma del abismo de sus miedos, de aquel cuento de hadas con un Príncipe Valiente y mis zapatillas de cristal, no ha sido fácil, no, he tropezado tantas veces, incluso con la misma piedra, que cada día las heridas duelen menos, soy menos víctima y más consciente de mi responsabilidad en cada caída, hoy vuelo descalza, ya no busco Príncipes que me rescaten, no necesito títulos de Princesa ni coronas, ahora me reconozco como mujer fuerte e imperfecta, pero sin sentencias, HOY SOY LA MUJER QUE QUIERO SER .