El pecado y la gracia son las dos coordenadas que definen la vida del hombre sobre la tierra. En efecto, ha sido desde el primer momento amado por Dios, ha sido invitado a participar de su vida. Pero a la vez, y desde el comienzo de la historia, ha sido infiel a la amistad que su Creador le ofrec�a y ha querido determinar su vida sin referencia a Dios. Pablo ha explicado esta condici�n del hombre con su conocido paralelismo entre Ad�n y Cristo. Si a causa de Ad�n todos los hombres mueren, en Cristo todos son llamados a la vida. Pero este paralelismo siem-pre a favor de Jes�s y de su gracia. Ad�n , el primer hombre, es figura del que deb�a venir. En Jes�s, Dios Padre ha reconciliado el mundo consigo y nos ha llamado a la filiaci�n divina. Esta invitaci�n a la plenitud de la vida pide tambi�n la libre aceptaci�n del hombre. En Cristo, plenamente obediente a la voluntad del Padre, se ha dado a la vez la manifestaci�n plena del amor de Dios y la libre respuesta humana a esta iniciativa de salvaci�n. En la fuerza de su Esp�ritu pueden los cristianos seguirle hasta entregar la vida por amor de Dios y de los hermanos. Usado-NUEVO