Un viaje a explorar los bosques de alerces en 1989 puso a Tompkins en Chile para siempre. Desde ese momento, el ecologista debió enfrentar todas las leyendas creadas por un país que salía de una dictadura para sacar adelante el Parque Pumalín, en ese tiempo su máxima redención. El fundador de North Face y Esprit fue un deportista y un empresario empecinado en conquistar metas contra viento y marea. Sin estudios se transformó en un magnate de la ropa en EE.UU. y sin ser parte del mainstream verde llegó a ser el rostro de la Ecología Profunda, filosofía que lo llevó a pelear con la Iglesia, con las Fuerzas Armadas chilenas y con el gobierno de Eduardo Frei, quien lo trató como un asunto de Estado. Obsesivo en todas sus facetas, Tompkins emprende hoy una nueva batalla en su vida: evitar que se construyan centrales eléctricas en Aysén.