La batalla de Trafalgar significó la ruina colonial de España, la invasión y posterior ultraje por parte francesa de territorio español y el auge definitivo de Inglaterra como potencia incontestable. Trafalgar enfrentó a las naciones aliadas por aquel entonces: de una parte, la Francia de Napoleón y la España de Carlos IV, y enfrente Inglaterra, por las disputas que Francia e Inglaterra mantenían a lo largo y ancho del orbe. España aportó sus buques a tal guerra mientras Napoleón rescataba lo poco que le quedaba de su marina, diezmada por la revolución y la propia Inglaterra, y las organizaba para intentar asaltar Britania desde las costas de Boulogne, donde tenía su flotilla de desembarco. Miles de vidas humanas, una nación humillada y traicionada, y una potencia emergente es el resultado de una loca decisión de un almirante francés en el cabo de Trafalgar.